"Como buenos pobres que éramos, al comenzar la noche del 24 de diciembre con el
Gordo partimos hacia nuestra aventura con el subte D que iba a Pacífico, tras caminar un poco por la Avenida de Mayo y llegar a la Plaza de Mayo. Llevábamos con nosotros seis botellas de vino, seis barras de Mantecol, tres turrones, un enorme pan dulce y un imperial ruso que tenía más calorías que Jorge Porcel, todo dividido en dos paquetes. Mirando el suyo, Osvaldo exclamó:
-Llevando esto me siento como la Fundación Evita."
Andrés Bufali,
Con Soriano por la ruta de Chandler, genial libro de crónicas (y anécdotas) de los setenta.
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