"Pero un lunes, sin aviso previo, Núñez llegó a La Pirotecnia con una valija, o tal vez era un baúl grandioso, descomunal, pasó por la portería a las diez y media, no marcó la tarjeta, no subió al guardarropa. Abrió la puerta vaivén de un puntapié y dijo:
-Buen día, miserables."
Abelardo Castillo, Also sprach el señor Núñez, genial cuento del libro Las otras puertas.
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