Cuando la acumulación de riqueza no sea ya de gran importancia social, habrá grandes cambios en el código moral. Podremos liberarnos de muchos de los prejuicios seudomorales que nos hanatormentado durante doscientos años y por los que hemos exaltado algunas de lascualidades humanas más desagradables, elevándolas a la posición de las más altas virtudes. Podremos atrevernos a atribuir al motivo del dinero su auténtico valor. El amor al dinero como posesión –algo distinto al amor al dinero como medio para el disfrute de las realidades de la vida– será reconocido como lo que es, una morbidez un tanto asquerosa, una de esas propensiones semicriminales y semipatológicas que se abandonan con un estremecimiento a los especialistas en enfermedades mentales. Seremos entonces libres para descartar por fin todo tipo de hábitos sociales y prácticas económicas que afectan a la distribución de riqueza y de recompensas y penalizaciones económicas que ahora mantenemos a cualquier precio, por desagradables e injustas que puedan ser en sí mismas, porque son tremendamente útiles para promover la acumulación de capital.
John Maynard Keynes, Essays in Persuasion, Nueva York, Classic House Books, 2009, p. 199 [ed. cast.: Ensayos de persuasión, Madrid, Síntesis, 2009]. Citado en Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo / David Harvey— 1.ª ed. — Quito: Editorial IAEN, 2014.