30 octubre 2012

El nuevo sistema

La brusca abolición de todos los privilegios de la autoridad, la declaración de nulidad de toda enseñanza tradicional, la institución del nuevo poder interior fundado sobre la evidencia, la duda, el "buen sentido", la observación de los hechos, la construcción rigurosa de los razonamientos, esa limpieza implacable de la mesa del laboratorio de la mente, era, en 1619, un sistema de medidas extraordinarias que adoptaba y dictaba en su soledad invernal un muchacho de veintitrés años, fortalecido por sus reflexiones, seguro de la virtud que había en ellas, a la cual daba él y en la cual encontraba la misma fuerza que el sentimiento mismo de su propio existir.


Paul Valéry, Descartes, por detrás, Losada, Buenos Aires, 2005.

20 octubre 2012

Nuestra ignorancia

Caminar por la selva es saber que uno no sabe nada. La selva te produce una extrema conciencia de tu propia pequeñez, de tu ignorancia: ahí al lado, junto a tu bota embarrada, más allá de ese árbol, detrás de ese pantano están pasando tantas cosas que no llegás a ver ni manejar --y que suceden. No me extraña que muchas culturas indias sean tan fatalistas. En la selva --pasos en los pantanos, cruzar agüitas,  lodos sobre un tronco, hundiéndose y hundiéndose-- nada es más seguro que pisar en la huella del que pisó adelante: seguir, con cuidado, cada uno de sus pasos. Después hablamos de la ley de la selva: pisar sobre los pasos anteriores, no arriesgar.

Pero caminar por la selva no sólo implica la ignorancia sino, sobre todo, la conciencia extrema de esa ignorancia. Un punto: esa conciencia aparece porque decidimos observar nuestra ignorancia, porque viajamos muchas horas para ponernos en situación de contemplarla. Así es más fácil. En realidad para tener conciencia de nuestra ignorancia alcanzaría con mirar cualquier noche estrellada, o pensar cinco minutos en la infinidad de los procesos bioquímicos necesarios para pensar cinco minutos o, incluso, intentar entender la Argentina --o algo así. Quizás  --sospecho-- irse a la selva o a cualquier lugar notoriamente desconocido, ajeno --viajar, en síntesis--, sirva para no pensar que tampoco entendemos lo propio, lo cercano.


Martín Caparrós, El interior, Seix Barral, Buenos Aires, 2010.