23 marzo 2018

Servidumbre voluntaria

Apenas puede creerse la facilidad con que el vasallo olvida el don de la libertad, su apatía el recobrarla y la naturalidad con que se sujeta a la esclavitud, que se diría que no ha perdido su libertad sino ganado su esclavitud. Es cierto que las primeras víctimas del despotismo lo sufren con violencia; pero los que nacen después de ellas, como no han disfrutado de la libertad, ni saben en qué consiste, sirven sin repugnancia y hacen de buena gana lo que sus antepasados sólo hicieron a la fuerza. Esto proviene de que naciendo los hombres bajo el yugo, crecen y se desarrollan con él. No miran más adelante y se complacen en vivir como han nacido, sin pensar en otro derecho ni otra felicidad que la que han encontrado, y llegando finalmente a persuadirse de que el estado de su nacimiento es el de su naturaleza. ¡Cosa extraña, cuando por otra parte no hay heredero, por descuidado y pródigo que sea, que no examine alguna vez sus papeles para asegurarse de si disfruta de todos los derechos de su sucesión, o si una mano usurpadora le privó de algunos de ellos a si o a sus antecesores! Pero tal es la fuerza de la costumbre, que ejerciendo un dominio irresistible sobre todos los actos de nuestra vida, parece que en ninguno ha puesto tanto empeño como en enseñarnos a ser esclavos.


SOBRE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA, Étienne de La Boétie (1548)

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