29 enero 2012

Pensamiento antiguo


Para los pitagóricos los fenómenos astronómicos estaban efectivamente ligados al sentido del oído. Los cuerpos celestes se movían tan armoniosamente que debían producir una música, aunque ella no pudiese escucharse... Y es que si en la Tierra los movimientos de los cuerpos -muy inferiores en tamaño y velocidad respecto de los de los astros- producían sonidos, entonces el Sol, la Luna y todas las estrellas, tan grandes en número y tamaño y moviéndose a enorme velocidad, debían producir sonidos inmensamente grandes. Es por ello que algunos pitagóricos supusieron que sus velocidades, medidas a través de sus distancias, guardaban entre sí las mismas proporciones que las concordancias musicales, por lo que afirmaron que los sonidos que producían esos movimientos circulares eran armónicos. El que no se los escuchase se explicaba por el hecho de que eran oídos desde el nacimiento; por eso resultaban indistinguibles del silencio. Sucedía lo mismo con los forjadores, quienes, acostumbrados al ruido de la forja, no se veían afectados por su sonido (Aristóteles, Del cielo, II, 9).


Marcelo Leonardo Levinas, Las imágenes del universo.
Siglo XXI Editores. Buenos Aires, 2006.

Tartufo

"Os declaro que el hombre es un animal perverso."  (Orgon)


Molière, Tartufo. Acto quinto, escena VI.
Terramar. Buenos Aires, 2003.