16 agosto 2010

El ángel de lo estrambótico




"A esto se me ocurrió mirar directamente ante mi nariz, y allí, en efecto, frente a mí, junto a la mesa, estaba un personaje sin describir todavía, aunque no indescriptible. Su cuerpo era un tonel de vino, o una pipa de ron, o algo por el estilo, con un verdadero aspecto falstaffiano. A su extremo inferior estaban ajustados dos barrilitos que parecían responder al oficio de piernas. Como brazos, colgaban de la parte superior del armazón dos botellas notablemente largas, cuyos cuellos hacían las veces de manos. Todo lo que vi que el monstruo poseía en calidad de cabeza era de esas cantinas de Hesse que parecen grandes tabaqueras, con un orificio en medio de la tapa. Esta cantina (como un embudo en la parte superior a manera de chambergo de caballero echado sobre los ojos) estaba colocada al borde de la pipa, con el orificio hacia mí, y por aquel agujero que parecía fruncido como la boca de una vieja meticulosa, la criatura aquella emitía ciertos rumores sordos y refunfuñadores, que él consideraba, por lo visto, como un habla inteligible."

Edgar Allan Poe, El ángel de lo estrambótico.

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