12 diciembre 2016

Acumulación de riqueza

Cuando la acumulación de riqueza no sea ya de gran importancia social, habrá grandes cambios en el código moral. Podremos liberarnos de  muchos  de  los  prejuicios  seudomorales  que  nos  han
atormentado durante doscientos años y por los que hemos exaltado algunas de lascualidades humanas más desagradables, elevándolas a la posición de las más altas virtudes. Podremos atrevernos a atribuir al motivo del dinero su  auténtico  valor.  El  amor  al  dinero  como  posesión  –algo  distinto al amor al dinero como medio para el disfrute de las realidades de la vida– será reconocido como lo que es, una morbidez un tanto asquerosa, una de esas propensiones semicriminales y semipatológicas que se abandonan con un estremecimiento a los especialistas en enfermedades mentales. Seremos entonces libres para descartar por fin todo tipo de hábitos sociales y prácticas económicas que afectan a la distribución de riqueza y de recompensas y penalizaciones económicas que ahora mantenemos  a  cualquier  precio,  por  desagradables  e  injustas  que  puedan ser en sí mismas, porque son tremendamente útiles para promover la acumulación de capital.


John Maynard Keynes, Essays in Persuasion, Nueva York, Classic House Books, 2009, p. 199 [ed. cast.: Ensayos de persuasión, Madrid, Síntesis, 2009]. Citado en Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo / David Harvey— 1.ª ed. — Quito: Editorial IAEN, 2014.

12 octubre 2016

Cine y público

El cine significa el primer intento, desde el comienzo de nuestra civilización individualista moderna, de producir arte para un público de masas. Los cambios en la estructura del público teatral y lector, unidos al comienzo del siglo XIX con la ascención del teatro de bulevar y la novela de folletín, formaron el verdadero comienzo de la democratización del arte, que alcanza su culminación en la asistencia en masa a los cines. La transición marcó las fases separadas de una evolución caracterizada por el afán de captar círculos cada vez más amplios de consumidores, para cubrir el coste de inversiones cada vez más cuantiosas. Pero es este hecho el que determina la influencia de las masas sobre la producción de arte. Por su mera presencia en las representaciones teatrales en Atenas o en la Edad Media, ellas nunca fueron capaces de influir directamente en la marcha del arte; sólo desde que han entrado en escena como consumidores y han pagado el precio real de su disfrute se han convertido las condiciones en que pagan sus dineros en factor decisivo en la historia del arte. 
Siempre ha existido un elemento de tensión entre la calidad y la popularidad del arte. Las masas no reaccionan ante lo que es artísticamente bueno o malo, sino ante impresiones por las cuales se sientan aseguradas o alarmadas en su propia esfera de existencia. Toman interés en lo artísticamente valioso con tal de que les sea presentado de forma acomodada a su mentalidad, esto es, con tal de que el tema sea atractivo. El arte progresista es un libro casi cerrado hoy para los no iniciados; es intrínsecamente impopular porque sus medios de comunicación se han transformado, en el curso de un largo y autónomo desarrollo, en una especie de cifra secreta, mientras que aprender el lenguaje del cine que se iba desarrollando era un juego de niños hasta para el más primitivo público de cine.


Arnold Hauser, Historia social de la literatura y el arte.

17 septiembre 2016

Gobierno y poder

“A la hora de la batalla final, con el país a merced de las fuerzas desencadenadas de la subversión, Salvador Allende continuó aferrado a la legalidad. La contradicción más dramática de su vida fue ser al mismo tiempo, enemigo congénito de la violencia y revolucionario apasionado y él creía haberla resuelto con la hipótesis de que las condiciones de Chile permitían una evolución pacífica hacia el socialismo dentro de la legalidad burguesa. La experiencia le enseñó demasiado tarde que no se puede cambiar un sistema desde el gobierno sino desde el poder.”


Pasaje de: Gabriel García Márquez. “Chile, el golpe y los gringos.”

14 septiembre 2016

Violencia

¿Pero a quién le gusta la violencia por sí misma? ¿Le gustaba a Trotski, le gustaba al Che? Sólo los nazis (que constituyen para mí una especie de categoría mental fuera de todo periodo histórico y de toda localización nacional, desde los asirios hasta los SS) hallan en la violencia una especie de rescate de la debilidad; y si todo esto es primario y elemental, no me lo callo a esta hora en que France-Inter continúa explicando por boca de embajadores y ministros que sólo una acción concertada de los estados podrá poner coto al terrorismo; de una manera mucho más honda y más justa que yo lo dijo en su día la mujer de Mario Alves de Souza Vieira, torturado a muerte por los gorilas brasileños, en la carta que Heredia le dio a Susana para el álbum de Manuel, y ahora que precisamente corrijo esa página me saltan a la cara las palabras que nadie recordará esta noche en los noticieros de France-Inter: “Es necesario darse cuenta de que la violencia-hambre, la violencia-miseria, la violencia-opresión, la violencia-subdesarrollo, la violencia-tortura, conducen a la violencia-secuestro, a la violencia-terrorismo, a la violencia-guerrilla; y que es muy importante comprender quién pone en práctica la violencia: si son los que provocan la miseria o los que luchan contra ella…” 


Julio Cortazar, Corrección de pruebas en Alta Provenza. Barcelona, RM Verlag, 2012.

21 mayo 2016

Conciencia histórico-social

       Necesitamos de la historia, pero la necesi­tamos de otra manera a como la necesita el holgazán mimado en los jardines del saber. 
NIETZSCHE: Sobre las ventajas e inconve­nientes de la historia.

La clase que lucha, que está sometida, es el sujeto mismo del conocimiento histórico. En Marx aparece como la última que ha sido esclavizada, como la clase venga­dora que lleva hasta el final la obra de liberación en nombre de generaciones vencidas. Esta consciencia, que por breve tiempo cobra otra vez vigencia en el espartaquismo, le ha resultado desde siempre chabacana a la socialdemocracia. En el curso de tres decenios ha conse­guido apagar casi el nombre de un Blanqui cuyo tim­bre de bronce había conmovido al siglo precedente. Se ha complacido en cambio en asignar a la clase obrera el papel de redentora de generaciones futuras. Con ello ha cortado los nervios de su fuerza mejor. La clase des­aprendió en esta escuela tanto el odio como la voluntad de sacrificio. Puesto que ambos se alimentan de la ima­gen de los antecesores esclavizados y no del ideal de los descendientes liberados. 


Walter Benjamin, Tesis XII de filosofía de la historia, Taurus, 1989.

03 mayo 2016

Orgullo

“¡Ojalá fuera yo más inteligente! ¡Ojalá fuera yo inteligente de verdad, como mi serpiente!
Pero pido cosas imposibles: ¡por ello pido a mi orgullo que camine siempre junto a mi inteligencia!
Y si alguna vez mi inteligencia me abandona –¡ay, le gusta escapar volando!– ¡que mi orgullo continúe volando junto con mi tontería!”


Pasaje de: Nietzsche, Friedrich. “Así habló Zaratustra.” ePubLibre, 1883-01-01. iBooks.

28 abril 2016

Pensamientos de una piedra en el aire

Una piedra recibe de una causa externa, que la impulsa, cierta cantidad de movimiento con la cual, después de haber cesado el impulso de la causa externa, continuará necesariamente moviéndose. Así pues, la permanencia de esta piedra en movimiento es coaccionada, no por ser necesaria, sino porque debe ser definida por el impulso de la causa externa. Y lo que aquí se dice de la piedra, hay que aplicarlo a cualquier cosa singular, aunque se la conciba compuesta y apta para muchas cosas; es decir, que toda cosa es determinada necesariamente por una causa externa a existir y a obrar de cierta y determinada manera. 
Aún más: conciba ahora, si lo desea, que la piedra, mientras prosigue su movimiento, piensa y sabe que ella se esfuerza, cuanto puede, por seguir moviéndose. Sin duda esa piedra, como tan solo es consciente de su conato y no es de ningún modo indiferente, creerá que es totalmente libre y que la causa de perseverar en el movimiento no es sino que así lo quiere. Y esta es esa famosa libertad humana, que todos se jactan de tener, y que tan solo consiste en que los hombres son conscientes de su apetito e ignorantes de las causas por las que son determinados. Así, el niño cree apetecer libremente la leche, el chico irritado quiere la venganza, y el tímido la fuga. Por su parte, el borracho cree decir por libre decisión de su alma lo que después, ya sobrio, quisiera haber callado. Igualmente, el delirante, el charlatán y otros muchos de la misma calaña creen obrar por libre decreto de su alma y no que son llevados por el impulso. Y como este prejuicio es innato a todos los hombres, no se liberan tan fácilmente de él. Y aún cuando la experiencia enseñe, más que sobradamente, que los hombres nada pueden menos que dominar sus apetitos, y que muchas veces, mientras sufren la pugna de efectos contrarios, ven lo mejor y siguen lo peor, creen, sin embargo, que son libres por la sencilla razón de que desean levemente algunas cosas y que ese deseo puede ser fácilmente reprimido por el recuerdo de otra cosa que nos viene frecuentemente a la memoria. 


Baruch de Spinoza, Carta a G. H. Schuller (1674), en Correspondencia, traducción de Atilano Domínguez, Alianza, Madrid, 1988.
Citado en Michel Onfray, Antimanual de filosofía, EDAF.

27 abril 2016

Secuencias melódicas exasperantes

Desde eso que los historiadores llaman "Segunda Guerra Mundial" -desde los campos de exterminio del tercer Reich-, ingresamos en la era de las secuencias melódicas exasperantes. En todo el ámbito terrestre y por vez primera desde la invención de los instrumentos, el uso de la música es coercitivo y repugnante. Amplificada súbita e infinitamente por el invento de la electricidad y la multiplicación de su tecnología, se ha vuelto incesante, agrediendo de noche  y de día en las calles comerciales de las ciudades, en las galerías, en los pasajes, en los grandes almacenes, en las librerías, en los edificios de los bancos  extranjeros donde se retira dinero, hasta en las piscinas, hasta en la orilla de las playas, en los departamentos privados , en los restaurantes, en los taxis, en el metro, en los aeropuertos. 
Hasta en los aviones, cuando despegan y aterriza. 
 
 
Hasta en los campos de la muerte. 



PASCAL QUIGNARD 
EL ODIO A LA MÚSICA 
Editorial Andrés Bello, Barcelona, 1998.

23 abril 2016

Asfixiante cultura


La casta dominante, apoyada en sus sabios (que solo aspiran a servirla e incluirse en ella, alimentados de la cultura elaborada por ella para su gloria y devoción), no pretende de ninguna manera, no nos equivoquemos, cuando pone a disposición del pueblo sus castillos, sus museos y sus bibliotecas, que este extraiga de ahí la idea de dedicarse a su vez a la creación. No son escritores ni artistas lo que la clase dominante, gracias a su propaganda cultural, se propone crear, sino lectores y admiradores. La propaganda cultural se dedica, muy al contrario, a hacer sentir a los administrados el abismo que los separa de esos prestigiosos tesoros de los que la clase dirigente tiene la llave, y la inutilidad de toda intención de hacer obra creativa de valor fuera de los caminos señalizados por ella. 

Jean Dubuffet, Asfixiante cultura (1968), Minuit, 1986.

21 abril 2016

No hay capitalismo sin corrupción

Esta es nuestra situación hoy día: enfrentamos el cinismo descarado del orden mundial existente, cuyos agentes sólo imaginan que creen en sus ideas de democracia, derechos humanos, etcétera, y a través de movimientos como WikiLeaks y las revelaciones de los Panamá Papers, la vergüenza –nuestra vergüenza por tolerar tal poder sobre nosotros–, se hace más vergonzosa mediante su publicación.
[...]
El error subyacente no es difícil de identificar, es el mismo que en el célebre chsite: "Mi novio nunca llega tarde a una cita, porque en el momento que llegue tarde ya no es más mi novio." Así es como los apologistas actuales del mercado, en un secuestro ideológico inaudito, explican la crisis de 2008: no fue el fracaso del libre mercado lo que lo causó, sino la excesiva regulación estatal, es decir, el hecho de que nuestra economía de mercado no era verdadera, que todavía estaba en las garras del Estado de Bienestar. La lección de los Panamá Papers es que, precisamente, este no es el caso: la corrupción no es una desviación contingente del sistema capitalista global, es parte de su funcionamiento básico.


Slavoj Zizek, http://www.eldestapeweb.com/el-analisis-zizek-los-panama-papers-n16560

14 abril 2016

Educación rentable

Raoul Vaneigem (belga, nacido en 1934)
Convertido en uno de los inspiradores del pensamiento de la corriente contestataria de mayo del 68 con un libro de culto: Tratado del saber vivir para el uso de las jóvenes generaciones (1967). Realiza una crítica radical del capitalismo, instrumento de muerte y alienación, y defiende la revolución como condición de realización del goce. 

Adiestrar al animal rentable
¿Ha perdido la escuela el carácter repelente que presentaba en los siglos XIX y XX, cuando domaba los espíritus y los cuerpos para las duras realidades del rendimiento y de la servidumbre, teniendo a gala educar por deber, autoridad y austeridad, no por placer y por pasión? Nada es más dudoso, y no puede negarse que, bajo las aparentes solicitudes de la modernidad, muchos arcaísmos siguen marcando la vida de las estudiantes y de los estudiantes. ¿No ha obedecido hasta hoy la empresa escolar a la preocupación dominante de mejorar las técnicas de adiestramiento para que el animal sea rentable?
Ningún niño traspasa el umbral de una escuela sin exponerse al riesgo de perderse; quiero decir, de perder esa vida exuberante, ávida de conocimientos y maravillas, que sería tan gozoso potenciar en lugar de esterilizarla y desesperarla bajo el aburrido trabajo del saber abstracto. ¡Qué terrible notar esas brillantes miradas a menudo empañadas!
Cuatro paredes. El asentimiento general conviene en que allí uno será, con consideraciones hipócritas, aprisionado, obligado, culpabilizado, juzgado,respetado, castigado, humillado, etiquetado, manipulado, mimado, violado, consolado, tratado como un feto que mendiga ayuda y asistencia.
¿De qué os quejáis?, objetarán los promotores de leyes y de decretos. ¿No es la mejor manera de iniciar a los pipiólos en las reglas inmutables que rigen el mundo y la existencia? Sin duda. Pero ¿por qué los jóvenes aceptarían durante más tiempo una sociedad sin alegría ni porvenir, que los adultos ya solo se resignan a soportar con una acritud y un malestar crecientes?


Aviso a escolares y estudiantes, traducción de Juan Pedro García del Campo, Debate, Barcelona, 2001. Citado en Michel Onfray, Antimanual de filosofía, Madrid, EDAF.

12 abril 2016

Medios

Los medios de comunicación dominantes viven en el instante de la inmediatez, en la incultura histórica, en el rechazo de la historia y el desprecio de la genealogía, de ahí que transformen rápidamente todo intento de pensar en legitimación de lo que es pensado. ¡Como si pensar una erupción volcánica fuera darle razón! Para una parte de los medios de comunicación, pensar es justificar, porque poseen una lógica binaria y moral: hay que estar a favor del Bien y contra el Mal después de que hayan decidido que era necesario pensar en términos de moralina y de que hayan decretado donde se encontraban el Bien y el Mal. El trabajo del filósofo no es como el del cura, que inciensa y bendice, sino un trabajo de radiólogo, que después le permite intervenir al cirujano.
[...]
¿A qué se debe el ascenso de la xenofobia, el antisemitismo, etc.?  
La miseria, la pobreza, la pauperización, el dominio del liberalismo sin cortapisas, la negación de la dignidad de los pueblos, la humillación de millones de personas, la proletarización del mundo, la precariedad generalizada por la globalización, el reinado absoluto del dinero, la impunidad de los poderosos cuando son delincuentes, el embrutecimiento de los pueblos transformados en populacho por los medios de comunicación, el adoctrinamiento ideológico con la televisión como droga adictiva, el cinismo de quienes nos gobiernan, el desprecio por la cultura sustituida por la diversión de baja calidad, la contaminación de todas las cosas por el mercado, que impone su ley. Etc. Abolir la dignidad de un ser o de un pueblo supone convertir ese ser y ese pueblo en una bestia furiosa, ya que está herida.


Michel Onfray, entrevista en La Vanguardia.
http://www.lavanguardia.com/cultura/20160411/401021312495/entrevista-michel-onfray-la-vanguardia.html

30 marzo 2016

Manipulación mediática, Felicidad, Libertad sexual y Amor a la servidumbre

“El Gobierno, por medio de porras y piquetes de ejecución, hambre artificialmente provocada, encarcelamientos en masa y deportación también en masa no es solamente inhumano (a nadie, hoy día, le importa demasiado este hecho); se ha comprobado que es ineficaz, y en una época de tecnología avanzada la ineficacia es un pecado contra el Espíritu Santo. Un Estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coerción alguna por cuanto que amarían su servidumbre. Inducirles a amarla es la tarea asignada en los actuales estados totalitarios a los Ministerios de Propaganda, los directores de los periódicos y los maestros de escuela. Pero sus métodos todavía son toscos y acientíficos.”
[...]
“Los mayores triunfos de la propaganda se han logrado, no haciendo algo, sino impidiendo que ese algo se haga. Grande es la verdad, pero más grande todavía, desde un punto de vista práctico, el silencio sobre la verdad. Por el simple procedimiento de no mencionar ciertos temas, de bajar lo que Mr. Churchill llama un telón de acero entre las masas y los hechos o argumentos que los jefes políticos consideran indeseables, la propaganda totalitarista ha influido en la opinión de manera mucho más eficaz de lo que lo hubiese conseguido mediante las más elocuentes denuncias y las más convincentes refutaciones lógicas. Pero el silencio no basta. Si se quiere evitar la persecución, la liquidación y otros síntomas de fricción social, es preciso que los aspectos positivos de la propaganda sean tan eficaces como los negativos. Los más importantes Proyectos Manhattan del futuro serán vastas encuestas patrocinadas por los gobiernos sobre lo que los políticos y los científicos que intervendrán en ellas llamarán el problema de la felicidad; en otras palabras, el problema de lograr que la gente ame su servidumbre. Sin seguridad económica, el amor a la servidumbre no puede llegar a existir.”
[...]
“Ya hay algunas ciudades americanas en las cuales el número de divorcios iguala al número de bodas. Dentro de pocos años, sin duda alguna, las licencias de matrimonio se expenderán como las licencias para perros, con validez sólo para un período de doce meses, y sin ninguna ley que impida cambiar de perro o tener más de un animal a la vez. A medida que la libertad política y económica disminuye, la libertad sexual tiende, en compensación, a aumentar. Y el dictador (a menos que necesite carne de cañón o familias con las cuales colonizar territorios desiertos o conquistados) hará bien en favorecer esta libertad. En colaboración con la libertad de soñar despiertos bajo la influencia de los narcóticos, del cine y de la radio, la libertad sexual ayudará a reconciliar a sus súbditos con la servidumbre que es su destino.”


Pasaje de: Huxley, Aldous. Prólogo de “Un mundo feliz.” ePubLibre, 1932-01-01. iBooks.

24 marzo 2016

Religión y felicidad

“La religión viene a perturbar este libre juego de elección y adaptación, al imponer a todos por igual su camino único para alcanzar la felicidad y evitar el sufrimiento. Su técnica consiste en reducir el valor de la vida y en deformar delirantemente la imagen del mundo real, medidas que tienen por condición previa la intimidación de la inteligencia. A este precio, imponiendo por la fuerza al hombre la fijación a un infantilismo psíquico y haciéndolo participar en un delirio colectivo, la religión logra evitar a muchos seres la caída en la neurosis individual. Pero no alcanza nada más. Como ya sabemos, hay muchos caminos que pueden llevar a la felicidad, en la medida en que es accesible al hombre, mas ninguno que permita alcanzarla con seguridad. Tampoco la religión puede cumplir sus promesas, pues el creyente, obligado a invocar en última instancia los «inescrutables designios» de Dios, confiesa con ello que en el sufrimiento sólo le queda la sumisión incondicional como último consuelo y fuente de goce. Y si desde el principio ya estaba dispuesto a aceptarla, bien podría haberse ahorrado todo ese largo rodeo.”


Pasaje de: Freud, Sigmund. “El malestar en la cultura.” ePubLibre, 1930-01-01. iBooks.

23 marzo 2016

Mundanidad

La vida mundana, que tantas incertidumbres le causaba antes de conocerla, no era más que un sistema de pactos atávicos, de ceremonias banales, de palabras previstas, con el cual se entretenían en sociedad unos a otros para no asesinarse. 


Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera. 

25 febrero 2016

Libertad

Entonces, pensando que él se hallaba entre nosotros y nosotros padecíamos necesidades, fatigas, tropiezos y muertes por encontrarlo, se me ocurrió que era como buscar la libertad, que no está allá, sino en cada cual. 


Antonio Di Benedetto, Zama. 
Clarín, La biblioteca argentina, serie clásicos. Barcelona, 2000.

07 febrero 2016

Sueños

Es extraño pero tal parece que en los seres humanos el acto de más profunda conciencia aparece precisamente en el momento de mayor inconsciencia: el sueño. Las circunstancias se presentan de forma tan abrumadora que cuando han pasado ante nosotros apenas vislumbramos su significado.
Pero en el sueño, al frenesí de la realidad se lo puede diseccionar, desglosar, entender: se lo domestica. Así en el interior nuestro la realidad adquiere la dimensión que verdaderamente queremos o podemos darle. La sabia y antigua conseja de consultar con la almohada se fundamenta en esto: soñando, los hechos adquieren su sentido más certero. 


Guillermo Arriaga, Escuadrón guillotina.
Norma, 2007.

30 enero 2016

Simulaciones

Cuidado con las simulaciones, todo el mundo se las toma en serio. La gente no creyó a Semmelweiss cuando trataba de convencer a los médicos de que se lavaran las manos antes de tocar a las parturientas. Decía cosas demasiado simples. La gente cree al que le vende la loción para curar la calvicie. Algo les dice que ese individuo combina verdades que no se pueden combinar, que no razona correctamente ni tiene buena fe. Pero toda la vida han oído decir que Dios es complejo, e insondable, de modo que para ellos la incoherencia es lo que más se parece a la naturaleza divina. Lo inverosímil es lo que más se parece al milagro.


Umberto Eco, El péndulo de Foucault.
Buenos Aires, Sudamericana, 2012.

15 enero 2016

Vender

Para vender hay que empaparse de una sutilidad "mercurial", escoger las palabras y cuidar los conceptos, adular con circunspección, conversando de lo que no se piensa ni cree, entusiasmarse con una bagatela, acertar con un gesto compungido, interesarse vivamente por lo que maldito si nos interesa, ser múltiple, flexible y gracioso, agradecer con donaire una insignificancia, no desconcertarse ni darse por aludido al escuchar una grosería, y sufrir, sufrir pacientemente el tiempo, los semblantes agrios o malhumorados, las respuestas rudas e irritantes, sufrir para poder ganar algunos centavos, porque "así es la vida". 


Roberto Arlt, El juguete rabioso.
La Plata, Terramar, 2011.

08 enero 2016

Constancia

Mientras duerme la liebre desaprensiva, llega a la meta la tortuga constante. Absurda pesadilla, dice la liebre, despertándose de mal humor. Se despereza, se levanta, y en tres saltos gana la carrera. 


Ana María Shua, La sueñera. Buenos Aires, Emecé, 2003.

04 enero 2016

Plomos

-¿Sabés qué pasa, Ricardito? - bromeó Julián-. Hay una condición inherente a todos los plomos: ellos no saben que lo son.

Roberto Fontanarrosa, Encuentro con Arturo. En Uno nunca sabe y otros cuentos. Buenos Aires, Planeta, 2013.

Imperceptible

Pero en el fondo, todo crimen, toda muerte, agitaba apenas las aguas y se volvía pronto imperceptible.


Guillermo Martinez, crímenes imperceptibles. Buenos Aires, Planeta, 2003.