28 abril 2016

Pensamientos de una piedra en el aire

Una piedra recibe de una causa externa, que la impulsa, cierta cantidad de movimiento con la cual, después de haber cesado el impulso de la causa externa, continuará necesariamente moviéndose. Así pues, la permanencia de esta piedra en movimiento es coaccionada, no por ser necesaria, sino porque debe ser definida por el impulso de la causa externa. Y lo que aquí se dice de la piedra, hay que aplicarlo a cualquier cosa singular, aunque se la conciba compuesta y apta para muchas cosas; es decir, que toda cosa es determinada necesariamente por una causa externa a existir y a obrar de cierta y determinada manera. 
Aún más: conciba ahora, si lo desea, que la piedra, mientras prosigue su movimiento, piensa y sabe que ella se esfuerza, cuanto puede, por seguir moviéndose. Sin duda esa piedra, como tan solo es consciente de su conato y no es de ningún modo indiferente, creerá que es totalmente libre y que la causa de perseverar en el movimiento no es sino que así lo quiere. Y esta es esa famosa libertad humana, que todos se jactan de tener, y que tan solo consiste en que los hombres son conscientes de su apetito e ignorantes de las causas por las que son determinados. Así, el niño cree apetecer libremente la leche, el chico irritado quiere la venganza, y el tímido la fuga. Por su parte, el borracho cree decir por libre decisión de su alma lo que después, ya sobrio, quisiera haber callado. Igualmente, el delirante, el charlatán y otros muchos de la misma calaña creen obrar por libre decreto de su alma y no que son llevados por el impulso. Y como este prejuicio es innato a todos los hombres, no se liberan tan fácilmente de él. Y aún cuando la experiencia enseñe, más que sobradamente, que los hombres nada pueden menos que dominar sus apetitos, y que muchas veces, mientras sufren la pugna de efectos contrarios, ven lo mejor y siguen lo peor, creen, sin embargo, que son libres por la sencilla razón de que desean levemente algunas cosas y que ese deseo puede ser fácilmente reprimido por el recuerdo de otra cosa que nos viene frecuentemente a la memoria. 


Baruch de Spinoza, Carta a G. H. Schuller (1674), en Correspondencia, traducción de Atilano Domínguez, Alianza, Madrid, 1988.
Citado en Michel Onfray, Antimanual de filosofía, EDAF.

27 abril 2016

Secuencias melódicas exasperantes

Desde eso que los historiadores llaman "Segunda Guerra Mundial" -desde los campos de exterminio del tercer Reich-, ingresamos en la era de las secuencias melódicas exasperantes. En todo el ámbito terrestre y por vez primera desde la invención de los instrumentos, el uso de la música es coercitivo y repugnante. Amplificada súbita e infinitamente por el invento de la electricidad y la multiplicación de su tecnología, se ha vuelto incesante, agrediendo de noche  y de día en las calles comerciales de las ciudades, en las galerías, en los pasajes, en los grandes almacenes, en las librerías, en los edificios de los bancos  extranjeros donde se retira dinero, hasta en las piscinas, hasta en la orilla de las playas, en los departamentos privados , en los restaurantes, en los taxis, en el metro, en los aeropuertos. 
Hasta en los aviones, cuando despegan y aterriza. 
 
 
Hasta en los campos de la muerte. 



PASCAL QUIGNARD 
EL ODIO A LA MÚSICA 
Editorial Andrés Bello, Barcelona, 1998.

23 abril 2016

Asfixiante cultura


La casta dominante, apoyada en sus sabios (que solo aspiran a servirla e incluirse en ella, alimentados de la cultura elaborada por ella para su gloria y devoción), no pretende de ninguna manera, no nos equivoquemos, cuando pone a disposición del pueblo sus castillos, sus museos y sus bibliotecas, que este extraiga de ahí la idea de dedicarse a su vez a la creación. No son escritores ni artistas lo que la clase dominante, gracias a su propaganda cultural, se propone crear, sino lectores y admiradores. La propaganda cultural se dedica, muy al contrario, a hacer sentir a los administrados el abismo que los separa de esos prestigiosos tesoros de los que la clase dirigente tiene la llave, y la inutilidad de toda intención de hacer obra creativa de valor fuera de los caminos señalizados por ella. 

Jean Dubuffet, Asfixiante cultura (1968), Minuit, 1986.

21 abril 2016

No hay capitalismo sin corrupción

Esta es nuestra situación hoy día: enfrentamos el cinismo descarado del orden mundial existente, cuyos agentes sólo imaginan que creen en sus ideas de democracia, derechos humanos, etcétera, y a través de movimientos como WikiLeaks y las revelaciones de los Panamá Papers, la vergüenza –nuestra vergüenza por tolerar tal poder sobre nosotros–, se hace más vergonzosa mediante su publicación.
[...]
El error subyacente no es difícil de identificar, es el mismo que en el célebre chsite: "Mi novio nunca llega tarde a una cita, porque en el momento que llegue tarde ya no es más mi novio." Así es como los apologistas actuales del mercado, en un secuestro ideológico inaudito, explican la crisis de 2008: no fue el fracaso del libre mercado lo que lo causó, sino la excesiva regulación estatal, es decir, el hecho de que nuestra economía de mercado no era verdadera, que todavía estaba en las garras del Estado de Bienestar. La lección de los Panamá Papers es que, precisamente, este no es el caso: la corrupción no es una desviación contingente del sistema capitalista global, es parte de su funcionamiento básico.


Slavoj Zizek, http://www.eldestapeweb.com/el-analisis-zizek-los-panama-papers-n16560

14 abril 2016

Educación rentable

Raoul Vaneigem (belga, nacido en 1934)
Convertido en uno de los inspiradores del pensamiento de la corriente contestataria de mayo del 68 con un libro de culto: Tratado del saber vivir para el uso de las jóvenes generaciones (1967). Realiza una crítica radical del capitalismo, instrumento de muerte y alienación, y defiende la revolución como condición de realización del goce. 

Adiestrar al animal rentable
¿Ha perdido la escuela el carácter repelente que presentaba en los siglos XIX y XX, cuando domaba los espíritus y los cuerpos para las duras realidades del rendimiento y de la servidumbre, teniendo a gala educar por deber, autoridad y austeridad, no por placer y por pasión? Nada es más dudoso, y no puede negarse que, bajo las aparentes solicitudes de la modernidad, muchos arcaísmos siguen marcando la vida de las estudiantes y de los estudiantes. ¿No ha obedecido hasta hoy la empresa escolar a la preocupación dominante de mejorar las técnicas de adiestramiento para que el animal sea rentable?
Ningún niño traspasa el umbral de una escuela sin exponerse al riesgo de perderse; quiero decir, de perder esa vida exuberante, ávida de conocimientos y maravillas, que sería tan gozoso potenciar en lugar de esterilizarla y desesperarla bajo el aburrido trabajo del saber abstracto. ¡Qué terrible notar esas brillantes miradas a menudo empañadas!
Cuatro paredes. El asentimiento general conviene en que allí uno será, con consideraciones hipócritas, aprisionado, obligado, culpabilizado, juzgado,respetado, castigado, humillado, etiquetado, manipulado, mimado, violado, consolado, tratado como un feto que mendiga ayuda y asistencia.
¿De qué os quejáis?, objetarán los promotores de leyes y de decretos. ¿No es la mejor manera de iniciar a los pipiólos en las reglas inmutables que rigen el mundo y la existencia? Sin duda. Pero ¿por qué los jóvenes aceptarían durante más tiempo una sociedad sin alegría ni porvenir, que los adultos ya solo se resignan a soportar con una acritud y un malestar crecientes?


Aviso a escolares y estudiantes, traducción de Juan Pedro García del Campo, Debate, Barcelona, 2001. Citado en Michel Onfray, Antimanual de filosofía, Madrid, EDAF.

12 abril 2016

Medios

Los medios de comunicación dominantes viven en el instante de la inmediatez, en la incultura histórica, en el rechazo de la historia y el desprecio de la genealogía, de ahí que transformen rápidamente todo intento de pensar en legitimación de lo que es pensado. ¡Como si pensar una erupción volcánica fuera darle razón! Para una parte de los medios de comunicación, pensar es justificar, porque poseen una lógica binaria y moral: hay que estar a favor del Bien y contra el Mal después de que hayan decidido que era necesario pensar en términos de moralina y de que hayan decretado donde se encontraban el Bien y el Mal. El trabajo del filósofo no es como el del cura, que inciensa y bendice, sino un trabajo de radiólogo, que después le permite intervenir al cirujano.
[...]
¿A qué se debe el ascenso de la xenofobia, el antisemitismo, etc.?  
La miseria, la pobreza, la pauperización, el dominio del liberalismo sin cortapisas, la negación de la dignidad de los pueblos, la humillación de millones de personas, la proletarización del mundo, la precariedad generalizada por la globalización, el reinado absoluto del dinero, la impunidad de los poderosos cuando son delincuentes, el embrutecimiento de los pueblos transformados en populacho por los medios de comunicación, el adoctrinamiento ideológico con la televisión como droga adictiva, el cinismo de quienes nos gobiernan, el desprecio por la cultura sustituida por la diversión de baja calidad, la contaminación de todas las cosas por el mercado, que impone su ley. Etc. Abolir la dignidad de un ser o de un pueblo supone convertir ese ser y ese pueblo en una bestia furiosa, ya que está herida.


Michel Onfray, entrevista en La Vanguardia.
http://www.lavanguardia.com/cultura/20160411/401021312495/entrevista-michel-onfray-la-vanguardia.html