14 mayo 2012

Principios de la filosofía

[...] Fueron a sentarse a la mesa y Curval siguió filosofando un poco, porque en él las pasiones no influían en nada sobre los sistemas; firme en sus principios, era tan impío, tan ateo, tan criminal después de perder su leche como en pleno fuego del temperamento, y así es como todos los sabios deberían ser. Jamás la leche debe dictar ni dirigir los principios; deben ser los principios los que dicten la manera de perderla. Y ya sea que a uno se le pare o no, la filosofía, independiente de las pasiones, debe ser siempre la misma.


Marqués de Sade, Las 120 jornadas de Sodoma.
Gradifco. Buenos Aires, 2009.

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