09 enero 2015

Porvenir

 […] si miramos adelante, hacia un porvenir muy remoto, y tratamos de representarnos las generaciones futuras, con sus millones de individuos humanos diferentes de nosotros en usanzas y costumbres, nos hacemos estas preguntas: ¿De dónde vendrán todos? ¿Dónde están ahora? ¿Dónde se halla el amplio seno de la nada, preñado del mundo, que aún guarda las generaciones
venideras?
Pero ante estas preguntas hay que sonreírse y responder: no puede estar sino donde toda realidad ha sido y será, en el presente y en lo que contiene; por consiguiente, en ti, preguntón insensato, que desconoces tu propia esencia y te pareces a la hoja en el árbol cuando, marchitándose en otoño y pensando en que se ha de caer, se lamenta de su caída y no quiere consolarse a la vista del fresco verdor con que se engalanará el árbol en la primavera, dice gimiendo: «No seré yo, serán otras hojas».
¡Ah, hoja insensata! ¿Adonde quieres ir, pues, y de dónde podrían venir las otras
hojas? ¿Dónde está esa nada, cuyo abismo temes? Reconoce, pues, tu mismo ser en esa fuerza íntima, oculta, siempre activa, del árbol, que a través de todas sus generaciones de hojas no es atacado ni por el nacimiento ni por la muerte. ¿No sucede con las generaciones humanas como con las de las hojas?


Arthur Schopenhauer, Metafísica de la muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario