25 diciembre 2014

¿Entender, o sentir?

No se tiene razón cuando se acusa a quien no ve el valor o la hermosura de lo que nos conmueve o encanta, de no entenderlo. Trátase aquí no tanto de lo que el entendimiento comprende como de lo que el sentimiento experimenta. Tienen, sin embargo, las facultades del alma tan grande conexión entre sí, que, las más veces, de las manifestaciones de la sensibilidad pueden deducirse las condiciones intelectivas. Vanas resultarían las dotes intelectuales para quien al mismo tiempo no tuviese un vivo sentimiento de lo bello y lo noble, sentimiento que sería el móvil de aplicarlas bien y con regularidad.


Immanuel Kant, Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime.
CALPE, Barcelona, 1919.

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