11 marzo 2014

Televisión y libertad

En todas las cosas de la vida habría caos, si no introdujéramos reglas. Eso tampoco es todo. Para funcionar, el mercado necesita no sólo reglas, sino también una cierta cantidad de confianza, autodisciplina y cooperación. Por eso vuelvo a mi argumento de que la televisión tiene un enorme poder sobre la mente humana, un poder que no existió nunca antes. Si no restringimos su influencia, seguirá alejándonos de la civilización. Y al final del túnel, no hay nada más que violencia. Comencé a hacer sonar estas alarmas hace cuatro o cinco años, pero no han tenido ningún efecto. Sé que nadie quiere detener este terrible poder.

[...]

Todos en cierta forma compartimos la responsabilidad del gobierno, aunque no somos directamente parte de él. Pero nuestra responsabilidad compartida requiere libertad, muchas libertades: libertad de expresión, libre acceso a la información y libertad para impartirla, libertad para publicar, y muchas libertades más. Y un "exceso" de estatismo lleva a la falta de libertad. Pero existe también algo así como un "exceso" de libertad. Lamentablemente, se puede abusar de la libertad, al igual que del poder del estado. Uno puede abusar de la libertad de expresión y de prensa, por ejemplo, brindando información falsa o instigando a una revuelta. Casi del mismo modo, el poder del estado puede abusar con cualquier limitación a la libertad.
Necesitamos la libertad para impedir que el estado abuse de su poder, y necesitamos al estado para impedir el abuso de libertad. Este es un problema concreto que quizás nunca se resuelva en lo abstracto por medio de leyes; es necesaria una corte institucional, y buena voluntad más que nada en el mundo.



Karl Popper, entrevistado por Giancarlo Bosetti, en La lección de este siglo, Temas, Buenos Aires, 1998.

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