24 noviembre 2014

Fronteras

[…] las fronteras son, ahora, el espacio donde más claramente se concreta la ideología exitosa de estos tiempos: la defensa contra lo externo, la obsesión de la Seguridad. Todo lo exterior es peligroso cuando entra: comidas, grasas, humos, preparados varios, cuerpos ajenos en el cuerpo propio. Y, por supuesto, las personas ajenas –extranjeros, extraños, marginales– en el cuerpo social, el cuerpo patrio. 
La prevención no es nueva; parece nueva su omnipresencia, su reino indiscutido. Pero ya los persas de hace treinta siglos inventaron, en su honor, la palabra paraíso: la armaron con daeza, pared, y pari, alrededor: paridaeza, el paraíso, era, primero, cualquier lugar con una pared alrededor, con una frontera alrededor, con exclusión alrededor –antes de transformarse en el country donde iban a parar las almas de los ricos. Paraíso es excluir a los otros, encerrarse sólo con los propios y resistir a los embates: amurarse, parapetarse tras fronteras. 
[…] 
La Excursión a los Indios Ranqueles y el Martín Fierro son formas de ponerse en la frontera, de cruzar la frontera para deshacerla. 
* La frontera como amenaza o limbo –donde se terminaba el poder del Estado argentino. 
* Mientras tanto, se iba consolidando –se iba escribiendo– la tercera frontera: la que el país abría para ser el que había querido aquel muchacho de provincias. El puerto de Buenos Aires fue la frontera decisiva, en ese breve lapso en que abrirla fue abrir todo relato, rearmar un país según palabras nuevas. 
Fue en ese breve lapso cuando se armó la idea confusa de que ser argentino era romper con las fronteras: ser la más pura mezcla. Contra esa mezcla militó el nacionalismo de principios del siglo XX, con la gauchesca y la ley de extranjería y los blablás patriotas. Por esa mezcla pudo nacer el tango, el sainete, una forma de hablar, Jorge Luis Borges, el cine de Santiago y Torre Nilsson, Gombrowicz, cierto rock, Cortázar, Saer, Quino y tantos otros textos. La Argentina no sería nada sin esa convicción de que nuestra cultura no está limitada por fronteras nacionales: de que la parte que nos corresponde es todo. La Argentina no sería nada si se hubiera impuesto a lo largo de su historia la peor forma de exclusión posible, la más popular, la más dañina: la Patria contra los extranjeros. La Argentina no sería nada si hubiera sido siempre como ahora.


Martín Caparrós, Los muros han vuelto. Revista Ñ.
http://www.clarin.com/rn/ideas/muros-vuelto_0_1253274684.html

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