16 enero 2014

Realidad y ficción

Así como el científico adivina el Arquetipo de la Rosa detrás de cada rosa, los actores del Great Will creían que todos los seres humanos se correspondían con alguno de los personajes de Shakespeare. En vano alguien hubiera podido decirles que esos personajes se habían inspirado en seres de la realidad, ingleses de carne y hueso que llenaban los teatros para verse representados: era la imperfecta naturaleza de este valle de lágrimas la que se inspiraba en Shakespeare, y cada hombre era una versión, fallida por la torpeza de estos tiempos, de Romeo y Julieta, de Próspero o Miranda. Así, tratar de ser mejor en la vida era tratar de parecerse cada vez más a uno u otro personaje de Shakespeare -tarea en la que los actores eran los más avezados de los hombres.

Leopoldo Brizuela, Inglaterra, una fábula, Aguilar, Buenos Aires, 1999.

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