"[...] [la voluntad o libertad del albedrío] consiste tan solo en que podemos hacer o no hacer una cosa, es decir, afirmar o negar, buscar o evitar una misma cosa; o, mejor dicho, consiste solo en que, para afirmar o negar, buscar o evitar las cosas que el entendimiento nos propone, obramos de manera que no nos sentimos limitados por ninguna fuerza exterior. Pues para ser libre, no es necesario ser indiferente a la elección de uno y otro de los dos contrarios; sino que, cuanto más me inclino a uno de ellos, sea porque conozco con evidencia que el bien y la verdad están en él, o porque Dios dispone así el meollo de mi pensamiento, tanto más libremente lo elijo y acepto; y, en verdad, la gracia divina y el conocimiento natural, lejos de disminuir mi libertad, la aumentan y fortifican; de tal manera que esa indiferencia que siento, cuando ninguna razón me arrastra, por su fuerza, hacia uno o otro lado, es el grado inferior de la libertad y más representa defecto en el conocimiento que perfección en la voluntad [...]"
28 noviembre 2012
Indiferencia
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