[...] -¿Conoces a Sven, el encargado del gimnasio? -preguntó. Esperó a que Nicholson asintiera-. Bueno, si Sven soñara esta noche que se muere su perro, dormiría muy mal, por que tiene un enorme cariño a ese perro. Pero, al despertarse por la mañana, todo estaría bien. Se daría cuenta de que todo no había sido nada más que un sueño.
Nicholson asintió-
-¿Qué quieres decir, exactamente?
-Que, si el perro muriera de verdad, sería exactamente lo mismo. Sólo que no se daría cuenta. Se daría cuenta únicamente al morir él mismo.
J. D. Salinger, Teddy, 9 Cuentos, Edhasa, Buenos Aires, 2010.
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