02 mayo 2012

El "placer" de la Desigualdad

[...] El duque argumentó que si la felicidad consistía en la total satisfacción de todos los placeres de los sentidos, resultaba difícil ser más felices de lo que eran.
-Esta reflexión no es la de un libertino -dijo Durcet-.
¿Y cómo podrías ser feliz si pudieras satisfacerte en todo momento? No está en el goce la felicidad, sino en el deseo, en tumbar los muros que se oponen a la satisfacción de los deseos. Ahora bien, ¿todo esto se encuentra aquí, donde sólo tengo que desear para tener? Juro -dijo- que, desde que estoy aquí, mi leche no se ha derramado ni una sola vez por los objetos que aquí están; sólo se ha derramado por los que no están. Y además -añadió el financiero-, en mi opinión, falta una cosa esencial para nuestra felicidad: el placer de la comparación, placer que sólo puede nacer del espectáculo de los desdichados, y aquí no vemos nada de eso. De la visión del que no disfruta de lo que yo tengo, y que sufre por eso, nace el encanto de poder decir: "Yo soy más feliz que él". Allí donde los hombres sean iguales y donde estas diferencias no existan, la felicidad jamás existirá. Es la historia del hombre que sólo conoce el valor de la salud cuando ha estado enfermo.


Marqués de Sade, Las 120 jornadas de Sodoma.
Gradifco. Buenos Aires, 2009.

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