01 octubre 2011

Lohengrín



"Cuando concebí y escribí el segundo acto, no escapó a mi perspicacia cuán importante sería, para la propia disposición de ánimo de los espectadores, demostrar que la alegría de Elsa ante las últimas palabras de Lohengrín no es en realidad total y sincera; el público debe sentir que Elsa, desesperada, trata de vencer sus dudas, y, en efecto, llegamos a temer que entregada a su cavilación sobre el origen y el nombre de Lohengrín, sucumbirá por fin, acabando fatalmente por hacer la pregunta vedada. En el trance de provocar este sentimiento general de temor, reside única y exclusivamente la necesidad de un tercer acto, en el cual se aclare la causa de ese temor. Sin él la ópera terminaría en el segundo acto, por que el problema principal no sólo ha sido discutido, sino satisfactoriamente resuelto."


Richard Wagner, carta a Liszt (1850)

J. C. Hadden, Vida y música de Wagner (pp. 92-93)
Editorial Semca, Buenos Aires, 1946.

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